martes, 9 de agosto de 2011

Roger García Clavo y su militancia explícita en la poesía social y amazónica.

Fuente de la Imagen: http://revista-peruana-de-literatura.blogspot.com/2011/05/la-poesia-en-la-region-amazonas.html

Hace unos días leí dos artículos de nuestro paisano camporredondino Roger García Clavo (en los que comenta obras de otros poetas) y en el contenido de ellos pude descubrir una prólija defensa y justificación de la poesía social tomando como eje de la inspiranción literaria al campo y a los hombres y mujeres que lo habitan. Desde este espacio expreso mi admiración y felicitación a Roger García Clavo y a ustedes lectores les pido disfruten de estos artículos donde encontrarán una poética armonía entre el campesino, la tierra, los pájaros, los ríos, los árboles y en todo cuanto abunda y falta en el campo.

LA POESÍA UNA ARMONÍA CON EL CAMPO Y EL CAMPESINO EN VIRUNHUAIRA DE
RUBEN URBIZAGASTEGUI ALVARADO.

Por Roger García Clavo.
Qué sería de la literatura peruana y universal si entre sus páginas el campo estaría relegado a lo superficial; simplemente sería una respiración cotidiana. No correría los ríos tronando la canción de los ofendidos; los pájaros con sus trinos no se armonizarían en cada sílaba repetida con el eco de los cerros, con el silbido feliz y melancólico de los campesinos o simplemente la leña, el fuego y el humo de las cocinas, junto con el hollín y las cenizas no dirían nada de la inteligencia de la mujer y menos de la alegría y esperanza de los niños. Mejor precisamos, simplemente serían oraciones turísticas; mas no enunciados que accionarían la definición de las luchas de los hombres frente al maltrato y aislamiento de sus tierras. No diríamos nada de sus creencias, de sus canciones y danzas; la literatura sería una urbe amurallada de palabras mercantiles como un smog o esnobismo de una cultura.

Pero gracias a los apus, a la mamapacha, a los apus mayu, a los hombres del campo, existe en nuestros identidad Vallejo como un impulsor de la poesía hecha con la savia de los más necesitados; una lucha desde el campo donde el capulí no es un amargura y la lluvia no se confunde con nuestro llanto de pura felicidad o angustia. Arguedas con su alegría y llanto desde los silencios de los sembríos va propagando la verdadera historia de nuestras hermanas y hermanos campesinos. Víctor Zavala Cataño recrea y reproduce los escenarios de los sueños y maltratos; para alterar todo orden en la amanecida. Así, nuestra literatura es una esencia angular de la creación de nuestra patria teniendo como base a toda acción campesina; considerando de esta manera como decía Francisco Izquierdo Ríos que “el folclor es la mejor experiencia artística, la más valiosa, la más genuina, así como una de las fuentes más importantes, más fecundas para la realización de una obra notable en todos los campos del arte, ya que es una manifestación del alma del pueblo”. Así como él han surgido oliendo las hojas del eucalipto y saboreando el agua dulce de los ríos, escritores como Julio Nelson (Caminos de la montaña) que aun sigue escuchando “el aleteo de los tordos en el alba”. Néstor Espinoza (Poemas andinos) que sigue persistiendo en adornar las trenzas negras de una paisana con las flores de la papa y de los alisos. Luis Valle Goicochea (Canciones de Rinono y Papagil) que durante cien años sigue festejando el aguacero para no ir a la escuela.

En esta alternativa para exaltar la estética de un lugar y que armoniza con su gente; los ríos, los sembríos, los animales, los cerros y las acciones cotidianas de un pueblo está el libro Virunhuaira de Rubén Urbizagástegui Alvarado que desde su asequible presentación nos va preparando como un guía a un encuentro anticipado con sus versos sublimes llenos de descripciones fotográficas que nos inunda los pulmones, con el aire fresco que mueve los alfalfares de los campos del pueblo.

El libro empieza ilustrando, preparando al viajero para llegar desde Fiori hasta Virunhuaira, “La gente como escarabajos cuesta arriba rodando lo que encuentran para sobrevivir…Pasando Ancón hay un puesto de la Guardia Civil. Cuídate viajero pues allí te robarán.” El poemario inicia con Abro mi cuaderno de garabatos, poema que define la vida como un transcurso a la tranquilidad y a la reflexión del presente para enaltecer el pasado: “La vida es solo entender el camino y la caminada. Se necesita paz para sonreír. El río de Chingos baja cantando y llorando. Todos cantamos y lloramos algún día. Cada quien es su propia historia. Cada quien carga su propia cruz. Voy de subida a Virunhuaira”.

El poeta pondera su ausencia en cada lugar que lo factura preciados recuerdos donde cantó, bailó y por donde ahora (me refiero al texto) va narrando poéticamente sus encuentros con los eucaliptos, con las piedras y con la sangre de Enma Calderón, de Apolinario Alvarado «El Puli» que desaparecieron con las expresión más sencillas y profundas del pueblo: la vida. Visiones que lo instan a reflexionar sobre: ·Quién me ayudó en este camino? Quién compartió conmigo la amarga ausencia del antahuay, del muruccho, la papa huayro y la pachamanca de vizcacha?, en su ausencia.

La relación del hombre con la simbología y la producción de la tierra; con lo que la naturaleza nos da a través de sus ríos es la relación de hombre – río – tierra - necesidad, hilvanada con el respeto: “ Ahh padre cerro, padre sol, padre viento. Ahh madre agua, hermanita laguna del Churaj. Danos pues tu consentimiento. Solo unas truchas te pedimos. Solo eso. Ahh ahh que así sea”. “ En las tardes el sol se retira escalando las montañas… Desaparece. Ahora solo se adivinan las luces de las velas y linternas en las cocinas de los comuneros. Las estrellas entonan canciones con los grillos. Es de noche en Virunhuaira.” “El río baja como una serpiente enredándose entre los eucaliptos, kebrollos, tumbando alisos, chilcos, sauces llorones. Mostrando su panza de agua baja. Larga y gorda culebra de lodo y piedras. Engulle toros, burros, chanchos, totoras de largas manos”.

La importancia de este hermoso libro se sustenta en la voz original del pueblo y sobre todo una reivindicación por dar a conocer la poesía que permanece con el viento, que vive en el corazón encendido de los comuneros y que balsea en las aguas del río nuestro llanto, nuestra alegría, nuestro primer amor, nuestras fantasías y nuestras lenguas por reivindicar constantemente nuestra historia.

Por lo tanto creo que el pueblo es la única instancia capaz de servirle al artista de guía y de exigirle a través de sus necesidades el destierro de la ignorancia y del avasallamiento que por tantos siglos la clase más adinerada lo tiene tributo.

EL TUNCHI ENAMORADO DE DARIO VASQUEZ SALDAÑA.
Por Roger García Clavo.
La literatura de nuestra Amazonía, sobre todo en la narrativa, cada vez más va adquiriendo nuevos matices, nuevas alternativas por dar a conocer nuestra cultura, incorporando el regionalismo tradicional, a la óptica de lo real maravilloso, de lo lúdico, de lo festivo, y de la realidad misma; goce contagioso en armonía con la fantasía. Esta literatura ha sido forjada por Arturo Hernández, Francisco Izquierdo Ríos, Ciro Alegría, Róger Rumrrill, Dante Castro Arrasco, Áureo Sotelo Huerta, Carlos Garayar, Ricardo Viruez Villafane, Luis Urteaga Cabrera, Walter Pérez Meza, Welmer Cárdenas Díaz, Napoleón Culqui Valdez y otros que con la misma intensidad, originalidad, tensión y humor muestran al hombre en toda dimensión social, económica y cultural.

Pero son pocos los libros que tienen la frescura de la palabra; aquellos, que cuando los lees en un transporte público por ejemplo, sea que te olvidas del paradero o de improviso, una carcajada hace que todos te ven como si fueras un loco. Esa frescura y jovialidad tiene El Tunchi enamorado de Darío Vásquez Saldaña que con su “amenidad y dramaticidad” como dice Cronwel Jara Jiménez sale del cuento de apariencias solemnes y de la monotonía.

Darío Vásquez Saldaña es un literario sanmartinense (piscoyaquino) que ya ha disfrutado del reconocimiento internacional por su Obra:”Confesiones de un Caballo”, al concedérsele la Mención Honrosa en el Concurso de Cuentos “José María Arguedas” en 1,988 en la ciudad de París-Francia.
Con este crédito creativo; arreglando, reformando e innovando los modelos populares Darío Vásquez

Saldaña encamina el conocimiento y la picardía montañosa en su nuevo libro El Tunchi enamorado. Libro que puebla los enunciados con las raíces del horizonte amazónico, con los parajes de los árboles y sus ríos; con sus gentes y sus fantasmas. Darío tiene eficiencia de contar “el placer de narrar” como Francisco Izquierdo Ríos: “Escribir de modo natural y sencillo, como crece la hierba y que por entre lo escrito se ve la luz de la vida”. Luz que surge de la oralidad, de las costumbres y de las anécdotas personales o colectivas donde se va identificando la mágica expresión de las historias jocosas y amenas, donde algunas se orientan a la lujuria sin caer en lo impúdico sino en la consecuencia picante del hombre amazonense. En las historias del libro palpita el mundo amazónico a través de sus personajes, escenarios, costumbres, charadas y pendejadas de los personajes unidos al chiste y al lenguaje suspicaz, situación tropical que pulsa en el dilecto y en los ojos inocentones y lujuriosos del hombre amazónico y andino como una cuestión formal, dinámica y propia de la naturaleza humana; donde el autor entalla con inteligencia para crear una historia.

Feliciano Padilla nos dice sobre su técnica: “usa la estrategia de la evocación para retrotraer hechos que han dejado huella en su vida desde la infancia hasta la madurez. No sabría decir si realmente sucedieron los hechos, pero, la técnica que usa produce ese efecto de que alguien está escribiendo sobre su propia vida o sobre todo aquello que toca su vida directa o indirectamente”. Explicado también por Cronwell Jara Jiménez en el prólogo: “posee la técnica de la inmediatez, son dinámicos, ágiles, claros; saben ceñirse al tema, jamás caen en la descripciones insulsas o en atmósferas aburridas. Hieren donde deben aguijonear y cierran la historia o anécdota en el justo y preciso momento sin que sobre o falte una palabra.”

La amenidad que existe en las 19 historias es producto de la capacidad e interpretación de Darío por hilvanar lo cotidiano, el testimonio y la tradición con lo ancestral del mundo amazónico.

En la narrativa de Darío no existen deformaciones de las concepciones míticas; sino una destreza para narrar cualidades, comportamientos; propios y espontáneos del hombre mestizo amazónico. Además tiene la naturalidad para combinar elementos andinos y amazónicos con total sencillez que nos hacen ver el conjunto implícito de nuestra cultura.

6 comentarios:

  1. Camporredondo cuna de intelectuales. Roger es una muestra de lo que tenemos

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  2. ASI ES HAY Q UE SEGUIR ASI...

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  3. Gracias por sus comentarios, si desean comentar sin tener una cuenta de google o wordpress, pueden ingresar como "anónimos", pero en el cuerpo del mensaje pueden identificarse.
    Muchas gracias nuevamente por sus comentarios en este modesto blog.

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  4. Roger,

    Tarde leo tus comentarios. No pude llegar a tiempo a la presentacion del libro. Una lastima, pero esta llevando comuneros de Virunhuaira enfermos al hospital. Entre el libro y la vida de un comunero, no habia ni siquiera que escoger. La vida y los comuneros por delante. Te agradesco de corazon tus comentarios sobre el libro. Que sean para los comuneros de Virunhuaira, siempre.

    Ruben

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  5. Ese mi Profesor un orgullo :D

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  6. ese es mi profe el mejor soy uriel huanay castro de 1 "C"

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