jueves, 7 de julio de 2011

Una represa produce alteraciones irreversibles.

Entrevista a: Luis Novoa, del Instituto de Pesquisa y Planeamiento Urbano y Regional de la Universidad Federal de Río de Janeiro y opina sobre los impactos ocurridos en Brasil y los desplazamientos a consecuencia de la construcción de proyectos hidroenergéticos, y de lo que podría pasar en el Perú.

¿Cuáles son los impactos más importantes que las poblaciones de Brasil han sufrido como consecuencia de la construcción de los proyectos hidroenergéticos?
El primer punto sería el impacto netamente ambiental, o sea barrer ríos muy caudalosos que tenemos en Brasil que ha significado interrumpir un ciclo bioquímico, biológico y también social. Se trata de una desfiguración territorial. Una represa produce alteraciones irreversibles.

¿En qué zona del Brasil principalmente se han dado estos impactos?
La amazonía es la que se ha tornado en la gran frontera eléctrica. En esta región los impactos son mucho más fuertes porque hay una integración muy fuerte entre agua y floresta y el tipo de poblaciones tradicionales, donde las aguas comunican todo, comunican a los animales y a la cadena de la biodiversidad. De modo que esas represas se están haciendo sin que se estudie de forma exhaustiva estas interconexiones biológicas y sociales.

¿Podrían darse estos mismos impactos en el Perú con la construcción de los proyectos hidroeléctricos que están en agenda?
Es muy parecido lo que podría pasar. Hay zonas muy preciosas en la bajada de los Andes a las tierras medias y bajas de la Amazonía y justamente ahí se están instalando los megaproyectos. Son regiones muy especiales donde también hay pueblos indígenas que viven ahí de forma milenaria. Entonces tendremos por un lado una gran desestructuración ambiental de los ambientes que podrían ser explotados de forma sostenible. Por otro lado, tenemos una amenaza a la propia organización social de esos territorios que tienen culturas y formas de vida que mucho podrían enseñarnos y aportar a una sociedad que valorice el conocimiento y la cultura. Es decir, estamos destruyendo antes de que podamos conocerlo.

¿Cuál ha sido la respuesta de las poblaciones y de la sociedad civil en Brasil frente a los impactos que se ha producido?
En los tiempos de dictadura se imponía y se mataba y nadie sabía nada, así se hicieron las primeras hidroeléctricas en Brasil. Pero ahora que estamos en democracia, hay todo un juego, ya que el gobierno tiene que seguir parámetros de participación, leyes de consulta, mecanismos participativos. En ese sentido, nosotros tratamos de hacer presión en estos espacios, a veces saliendo, reivindicando espacios paralelos o alternos a estos y al mismo tiempo tratando de hacer alianzas entre desplazados, obreros, población urbana para poder problematizar estos hechos.

¿Qué han logrado?
A nosotros nos parece victorioso que estando al frente de proyectos tan grandes, con capital tan concentrado, con apoyo político nacional e internacional, hayamos logrado de alguna forma interrumpir su cronograma, hacer que tengan que justificar frente a la CIDH lo que están haciendo. Estamos acumulando fuerza social y también conocimiento académico, técnico y científico para seguir problematizando la construcción de esas represas.

¿De qué forman intervienen los medios de comunicación brasileros en estos temas?
Los medios de comunicación de Brasil en gran parte son financiados y de propiedad de las grandes empresas que son los anunciantes de esos medios, por esa razón no tenemos espacio allí. De modo que hay un discurso muy unificado, unísono, de parte de estos medios sobre la defensa de la expansión del parque generador eléctrico brasileño. Frente a eso tratamos de construir radios y periódicos alternativos.

¿Qué cifras tenemos en Brasil, en cuanto al tema de los desplazados?
Desde el siglo XX podemos contar un millón de desplazados y muchos más afectados directos e indirectos. En Brasil tenemos más o menos 2 mil hidroeléctricas ya hechas más 1,500 por hacer, entonces ese número va a crecer. Toda esta gente desplazada debe tener un tratamiento digno y reparación por los daños que se les causará.

¿Ha habido alguna experiencia positiva de desplazamiento?
Al sur de Brasil, en Santa Catalina, existen dos casos, dos hidroeléctricas. Sus poblaciones locales lucharon mucho, se organizaron en cooperativas, se mantuvieron unidas desde el inicio hasta el final del proceso y con eso ganaron otro tipo de asentamiento. Ellos tienen estructuras sociales bien hechas, estructuras industriales en pequeña escala, servicios públicos, estructura de transporte, o sea han logrado un modelo ya exitoso de cómo se puede desplazar con dignidad, con respeto a los derechos humanos. Sin embargo, las empresas ahora no quieren seguir este estándar.

Habló de una coalición territorial, como una forma de estrategia para influir en estos proyectos.
Se trata de que las alianzas son fundamentales para que podamos ser capaces de influir en el destino de estos proyectos, y esas alianzas hoy en día tienen que ser transfronterizas. Estamos ejercitando eso en el caso de Bolivia, donde hay un proyecto de 2 hidroeléctricas en lado brasileño y 2 en lado boliviano. Ahí empezamos a crear un movimiento que reúne comunidades campesinas e indígenas bolivianas, comunidades indígenas y ribereñas brasileñas en un organismo común. Hacemos curso de formación, encuentros, intercambio de experiencias en cada localidad para tener una misma posición frente al proceso de implementación.

El electo presidente peruano Ollanta Humala ha visitado Brasil recientemente. Al parecer hay buenas relaciones con el gobierno de Dilma Rousseff. ¿Qué lectura puede hacer de esto en el cometido de que Brasil espera construir diversos proyectos hidroenergéticos en territorio peruano?, teniendo en cuenta que en campaña Humala dijo que se priorizará la Ley de Consulta, por ejemplo, para la hidroeléctrica de Inambari.
Yo creo que hay una mano doble. La primera es que esa cordialidad, las relaciones íntimas entre Brasil y Perú y sus gobiernos pueden significar mucha capacidad de llegar a consensos privados, empresariales y políticos, y eso es muy preocupante porque las empresas brasileñas son transnacionales y con capitales muy concentrados que en general no consideran los intereses específicos de las poblaciones locales. Por otro lado, puede significar también que podamos intercambiar nuestros avances institucionales. Brasil tiene una buenísima legislación ambiental y de consulta y también tenemos fuera de la institucionalidad, en la sociedad misma, mucha fuerza y luchas, de conquistas y de experiencia y de información técnica que podemos intercambiar, por eso estamos acá, que estas relaciones bilaterales no sea apenas de las empresas brasileñas.


Fuente: http://www.noticiasser.pe/06/07/2011/entrevista/una-represa-produce-alteraciones-irreversibles, Tomado en línea el 08 de Julio del 2011.

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