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Fuente de la Imagen: http://revista-peruana-de-literatura.blogspot.com/2011/05/la-poesia-en-la-region-amazonas.html |
Hace unos días leí dos artículos de nuestro paisano camporredondino Roger García Clavo (en los que comenta obras de otros poetas) y en el contenido de ellos pude descubrir una prólija defensa y justificación de la poesía social tomando como eje de la inspiranción literaria al campo y a los hombres y mujeres que lo habitan. Desde este espacio expreso mi admiración y felicitación a Roger García Clavo y a ustedes lectores les pido disfruten de estos artículos donde encontrarán una poética armonía entre el campesino, la tierra, los pájaros, los ríos, los árboles y en todo cuanto abunda y falta en el campo.
LA POESÍA UNA ARMONÍA CON EL CAMPO Y EL CAMPESINO EN VIRUNHUAIRA DE
RUBEN URBIZAGASTEGUI ALVARADO.
RUBEN URBIZAGASTEGUI ALVARADO.
Por Roger García Clavo.
Qué sería de la literatura peruana y universal si entre sus páginas el campo estaría relegado a lo superficial; simplemente sería una respiración cotidiana. No correría los ríos tronando la canción de los ofendidos; los pájaros con sus trinos no se armonizarían en cada sílaba repetida con el eco de los cerros, con el silbido feliz y melancólico de los campesinos o simplemente la leña, el fuego y el humo de las cocinas, junto con el hollín y las cenizas no dirían nada de la inteligencia de la mujer y menos de la alegría y esperanza de los niños. Mejor precisamos, simplemente serían oraciones turísticas; mas no enunciados que accionarían la definición de las luchas de los hombres frente al maltrato y aislamiento de sus tierras. No diríamos nada de sus creencias, de sus canciones y danzas; la literatura sería una urbe amurallada de palabras mercantiles como un smog o esnobismo de una cultura.
Pero gracias a los apus, a la mamapacha, a los apus mayu, a los hombres del campo, existe en nuestros identidad Vallejo como un impulsor de la poesía hecha con la savia de los más necesitados; una lucha desde el campo donde el capulí no es un amargura y la lluvia no se confunde con nuestro llanto de pura felicidad o angustia. Arguedas con su alegría y llanto desde los silencios de los sembríos va propagando la verdadera historia de nuestras hermanas y hermanos campesinos. Víctor Zavala Cataño recrea y reproduce los escenarios de los sueños y maltratos; para alterar todo orden en la amanecida. Así, nuestra literatura es una esencia angular de la creación de nuestra patria teniendo como base a toda acción campesina; considerando de esta manera como decía Francisco Izquierdo Ríos que “el folclor es la mejor experiencia artística, la más valiosa, la más genuina, así como una de las fuentes más importantes, más fecundas para la realización de una obra notable en todos los campos del arte, ya que es una manifestación del alma del pueblo”. Así como él han surgido oliendo las hojas del eucalipto y saboreando el agua dulce de los ríos, escritores como Julio Nelson (Caminos de la montaña) que aun sigue escuchando “el aleteo de los tordos en el alba”. Néstor Espinoza (Poemas andinos) que sigue persistiendo en adornar las trenzas negras de una paisana con las flores de la papa y de los alisos. Luis Valle Goicochea (Canciones de Rinono y Papagil) que durante cien años sigue festejando el aguacero para no ir a la escuela.